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Cómo curé mi ansiedad

La maternidad puede detonar nuestros miedos más profundos y hacernos caer en un espiral de preocupaciones. A mi me pasó y hoy quiero contarte cómo curé la ansiedad que no me dejaba disfrutar plenamente de mi familia.

El día que toqué fondo, hace 3 años, cuando no sabía nada sobre cómo curar la ansiedad, iba manejando hacia la escuela de mis hijos, aparentemente tranquila.

Sin embargo, dentro de mi cabeza sentía que había una bomba de tiempo a punto de explotar, producto de 4 noches sin dormir y una ansiedad que aumentaba en intensidad cada día.

De hecho, esa mañana, lo único que me mantenía concentrada era la responsabilidad de llevar a mis hijos en el asiento de atrás de mi auto.

Entonces, como si mi mente hubiera esperado a que mis hijos se bajaran del auto, a los 3 minutos de empezar a manejar de vuelta a mi casa, empecé a sentir un hormigueo en todo el lado izquierdo de mi cuerpo.

Y en cuestión de segundos todo mi lado izquierdo quedó entumecido.

El terror se apoderó de mi y empecé a sufrir un ataque de pánico, esto es, la certeza de que me estaba muriendo.

Luego de un tiempo, que no sabría decir si fueron minutos u horas, la intensidad del pánico en mi cuerpo empezó a disminuir para dar paso a un llanto incontrolable. 

Pasé varios días en una catarsis de llanto, terror, insomnio y oscuridad total.

En ese momento no lo sabía pero ese día fue el principio de un proceso que me tomaría 8 meses para curar la ansiedad y recuperar la paz que había perdido en el camino de la maternidad.

¿Qué es la ansiedad?

Para entender cómo curar la ansiedad, primero tenemos que entender qué es exactamente.

Después de tantos años de conocerla, odiarla, negarla, pero sobre todo, aprender de ella, puedo describir a la ansiedad como una sensación incontrolable en el cuerpo que nace de pensamientos negativos de lo que puede llegar a pasar. 

Esas sensaciones pueden ser: 

* Palpitaciones rápidas

* Falta de aire

* Sensación de entumecimiento en manos, brazos y piernas

* Mareos

* Insomnio

Es decir, cada cuerpo expresa la ansiedad en forma diferente pero las sensaciones son las mismas que sentirías si estuvieras frente a un peligro de muerte, pero sin el factor de riesgo frente a ti.  

Por supuesto que sentir miedo es normal y es crucial cuando existe un factor externo de peligro, como un perro sin correa que corre furioso hacia ti. 

Porque gracias al miedo, tu cuerpo desencadana toda una serie de químicos que te ayudarán a sobrevivir en una situación de vida o muerte.

Sin embargo, cuando tu cuerpo empieza a reaccionar con sensaciones de miedo ante situaciones diarias en las cuales no existe ningún factor de riesgo, entonces, estamos hablando de ansiedad

¿Cómo empezó mi ansiedad?

Fue difícil aceptar en qué momento comencé a sentir ansiedad.

Porque sentía culpa de admitir que todo empezó a desencadenarse cuando nació mi segundo hijo. 

Mi cabeza simplemente no pudo con la enorme responsabilidad de tener 2 hijos pequeños a mi cargo, sin familia cerca y un esposo, que por trabajo, no podía estar presente como hubiera querido.

Entonces fue cuando un pensamiento empezó a formarse en mi mente y que ahora, me doy cuenta, fue el detonador de todo: 

Si me pasa algo, quién cuidará de mis hijos?

Como mamá migrante mi más grande preocupación era que si me pasaba algo en todo el tiempo que pasaba sola cuidándolos, ellos quedarían complemente solos hasta que llegara mi esposo en la noche. 

Y ese pensamiento regresaba a mi mente tantas veces que terminó por crearme una ansiedad permanente.

Por muchos años no le conté a nadie sobre los miles de pensamientos aterradores que llegaban a mi mente sin control, porque me daba miedo que un doctor me diagnosticara con una enfermedad mental y me quitaran a mis hijos.

Hasta que un día, mi mente no pudo sostenerme más y empezaron a llegar los ataques de pánico para que me diera cuenta, de una vez y por todas, que yo sufría de un trastorno de ansiedad.

¿Cómo curé la ansiedad?

El último ataque de pánico fue el peor de todos.

Gracias a esos días de total oscuridad y desesperación me di cuenta de que era urgente hacer un cambio drástico para curar la ansiedad 

Pero para empezar ese cambio, primero tuve que tomar 4 decisiones conscientes:

1. Me di permiso de ser vulnerable: 

Para muchas personas pedir ayuda es muy difícil porque, al igual que yo, crecieron pensando que es señal de debilidad cuando en realidad, pedir ayuda es señal de fortaleza. 

Sin embargo, primero tuve que arrancarme las etiquetas de “la fuerte”, “la que siempre esta bien para no molestar a nadie”, y una vez libre de esas cargas, levantar la mano y decir “necesito ayuda”.

2. Me puse en primer lugar: 

A las madres nos cuesta mucho trabajo ponernos en primer lugar porque no queremos ser juzgadas como “malas madres”. 

Porque crecemos con la idea de que una “buena madre” es una mujer sacrificada que pone a sus hijos por encima de todo, hasta de ella misma, pero ahora se que esa idea es un error. 

Si yo no estoy bien, mis hijos no estarán bien. No podemos dar a nuestros hijos lo que no tenemos.

3. Me quité de encima el tabú de pedir ayuda profesional: 

El día que toqué fondo, mi esposo, finalmente, me ayudó a reconocer que mi situación ya no era controlable con un té calmante o un aceite esencial de lavanda. 

Finalmente tuve que aceptar que estaba sufriendo un trastorno de ansiedad y era momento de aceptar que necesitaba ayuda profesional.

Entonces, ese mismo día pedí una cita con mi médico y empecé a tomar el medicamento que, poco a poco, ayudó a mi mente a salir del estado de alerta máxima en el que estaba. 

4. Hice un plan:  

Primero me informé leyendo libros y artículos sobre trastornos de ansiedad

Y cuando sentí que conocía mejor a ese “monstruo” que vivía dentro de mi cabeza, me senté a escribir un plan de 7 pasos para rescatarme del lugar horroroso donde me encontraba y finalmente curar la ansiedad que no me dejaba vivir en paz.

Los 7 pasos de mi plan para curar la ansiedad

1. Pausa: 

Puse un alto temporal a todo lo que no fuera esencial para vivir, incluídas las redes sociales y grupos de chat. 

Eso me ayudó a simplificar mis días y empezar a quitarle estrés innecesario a mi mente. 

Una acción simple pero poderosa.

2. Terapia: 

Hablar con un profesional que entiende los trastornos de ansiedad una vez por semana fue crucial para poner un alto a los pensamientos que provocan las sensaciones de nerviosismo constante. 

Pero también sanar mis heridas de infancia fue importante para arrancar de raíz mi ansiedad. 

Esto significó todo un equipo de profesionales ayudándome a poner en orden mi mente.

3. Ejercicio aeróbico: 

Está comprobado cientificamente que durante y después de correr, el cuerpo produce una serie de químicos que reducen la ansiedad. 

Primero empecé caminando y me ponía metas semanales hasta que logré correr 5 kilómetros sin parar. 

Un hábito que mantengo hasta hoy en día.

4. Escribir: 

Gracias al consejo de mi psicóloga, empecé a escribir un diario donde plasmaba todos los pensamientos intrusivos y las emociones que me provocaban. 

Además, en mi diario también agradecía algo específico cada día para que el cerebro practicara tener pensamientos positivos. 

Un pensamiento positivo, lleva a otro pensamiento positivo y así rompes con el ciclo de la ansiedad. 

5. Meditación: 

La práctica de cerrar los ojos para limpiar la mente de miedos del futuro o nostalgias y rencores del pasado es esencial para el crecimiento emocional de todos, pero para las personas con ansiedad, es obligatorio. 

No te preocupes si no meditas por mucho tiempo porque lo mas importante es la consistencia.

Si nunca has meditado te recomiendo el app Insight Timer.

6. Reencuentro con mi niña interior: 

Me detuve a contestar una pregunta que todas las madres debemos hacernos cuando sentimos que la maternidad nos abruma. 

Qué me hacía feliz cuando era niña? Y la respuesta fue: Mis hobbies. 

Y así me reencontré con la lectura, las manualidades y la jardinería, actividades que me ayudan a calmar mi sistema nervioso y que ahora comparto con mis hijos.

7. Dormir mucho y bien: 

Cuando toqué fondo llevaba 4 noches enteras sin dormir y ahora entiendo por qué privar a alguien del sueño ha sido usado como tortura en las guerras: Enloqueces. 

Entonces, aprendí que una forma natural para que el cuerpo pueda conciliar el sueño, y quedarse dormido toda la noche, es observar la luz del amanecer y el atardecer todos los días porque así regulas los ciclos circadianos, los cuales, son responsables de nuestro equilibrio interno del día y la noche. 

Una mente descansada es una mente sana.

5 Lecciones aprendidas después de haber superado un trastorno de ansiedad:

Lo maravilloso de tocar fondo es todo lo que uno va descubriendo en el camino hacia arriba y en ese recorrido que duró 8 meses aprendí 5 grandes lecciones:

1. Me liberé de la culpa! 

Ahora entiendo que puedo amar a mis hijos con toda mi alma y aun así, sentirme incompleta. 

Eso no me hace mala madre ni tampoco significa que no los amo. 

Lo único que significa es que sigo siendo un ser humano con necesidades básicas.

2. La maternidad no es mi propósito personal de vida. 

Y está bien. 

Porque aprendí que para sentirme completa necesito despertar cada día con un propósito personal que nada tenga que ver ni con mis hijos, ni con mi esposo. 

Algo que es solo mío. Un proyecto personal que me entusiasme y me haga sentir orgullosa.

3. No soy una Súper mamá (y no quiero serlo).

Me di cuenta que no tengo super poderes! 

La idea de la Super mamá lo único que hace es perpetuar la idea de que las madres somos 100 por ciento responsables del cuidado y la crianza de nuestros hijos y el hogar. 

Ahora mi objetivo es ser una mamá presente e imperfecta que aprendió a poner límites.

4. Ser parte de una tribu es crucial: 

Como mamá migrante es muy importante encontrar mi familia lejos de la familia, ese grupo de personas que te contiene en las buenas y en las malas. 

Ser parte de una tribu ha sido crucial para mi salud mental porque ahora mi pequeña familia es parte de una comunidad de familias que entre todos nos cuidamos. 

5. Dar lo mejor de mi no es 100% todos los días.  

Dar lo mejor de uno es diferente cada día y depende de muchos factores que ahora respeto. 

Por eso, está bien si un día solo doy 5 por ciento de mi capacidad porque habrá otros que podré dar mi 100 por ciento. 

Ahora sé que dar lo mejor de mi no es dar 100 por ciento cada día tratando de ser la madre perfecta y vivir cada día sin expectativas de mi misma ha sido liberador

Por último, la ansiedad es el resultado de haber aguantado mucho, por mucho tiempo. 

Por favor, no te esperes hasta tocar fondo para tomar los pasos que yo tomé para curar la ansiedad.

No estás sola, estamos juntas!

3 respuestas a «Cómo curé mi ansiedad»

  1. Avatar de Ilse
    Ilse

    Excelentes consejos, muchas gracias por compartir tu experiencia de vida, tan útil para todos los que tenemos la fortuna de leerte. Sigamos aprendiendo y gozando pasito a pasito, respetando nuestros ritmos y sin tanta autoexigencia, que todo en exceso hace mal.

    1. Avatar de La mamá latina

      Gracias por tu mensaje! Ha sido el post más difícil de escribir. Gracias por leerme!

  2. Avatar de Mónica
    Mónica

    Creo que las mamás somos únicas y entre todas deberíamos apoyarnos y no criticarnos nadie sabe lo de nadie pero lo que puedo decir es que uno no está al 100 % diariamente. Pero lo que hace sea poco o nada lo hace con amor.

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